La muerte es un paso seguro para todos/as. Pero, culturalmente, es un tema tabú. Naturalizar esta realidad es la mejor forma de aceptarlo para así poder vivir con más sentido, bienestar y plenitud. Los adultos somos los que trasladamos a nuestros niños los significados de las cosas y de los acontecimientos. Es seguro que tu hijo/a te formulará en algún momento las grandes preguntas de la vida. En relación a la muerte:
- Habla naturalmente sobre ello, sin evitar palabras como muerte, entierro, cementerio.
- Aprovecha las oportunidades que te brinda la vida día a día, como que tu hijo/a vea y señale un animal o una planta muerta.
- Trata siempre de contestar con naturalidad, tranquilidad y sinceridad. De esta forma le darás seguridad a él/ella.
- Si te ha sentido dispuesta/o anteriormente a hablar sobre el tema, es muy probable que tu hijo/a te pregunte varias ocasiones: sonríe y muéstrate abierta/o y paciente a volver a hablar sobre ello.
- También puedes reconocer tus dificultades a hablar sobre la muerte si es que así lo sientes, o si la demanda del niño/a es excesiva en cuanto a recibir respuestas muy concretas. Al fin y al cabo la muerte es un misterio independientemente de las creencias personales.
- Puedes dar la visión de que la muerte forma parte de la vida, que sin ella, ésta tampoco existiría y que, es más, le da sentido a la vida aunque nos duela perder a los seres queridos y aceptar nuestra propia muerte.
- Si en el curso de la conversación, la emoción aflora, daros el permiso de sentirla y así estarás transmitiendo a tu hijo/a que la tristeza es una emoción natural y normal en la vida y que es bueno expresar si se siente y así os estaréis dando la oportunidad de acompañaros en ella.
- Es importante darle seguridad al niño/a con el contacto físico, con la mirada, con el gesto y con el humor. Y pasar a otra cosa mariposa cuando se note que la conversación ha terminado.
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